miércoles, 30 de octubre de 2013

Otras cinco ideas para seguir eclipsando a la novia el día de su boda

Por aclamación popular he decidido continuar mi exitosa andadura como bloguera de moda y seguir recomendando toda suerte de estilismos discretos y sencillos con los que acaparar las miradas en la boda de turno. Si bien es cierto que los meses que se avecinan son poco proclives a los enlaces matrimoniales, estos diseños permiten el acompañamiento de un abrigo, capa o chal de paño gordo sin perder ni un ápice de su elegancia y originalidad. Es más, el factor sorpresa os hará completamente irresistibles. Poneos en situación. Vuestra amiga del colegio, sí esa que prefería ser alcanzada por un rayo antes que gastarse el dinero, ha tenido a bien invitarte a su boda el próximo 20 de diciembre. Ella insiste en que quiere dotar al evento de la magia de la Navidad, pero sólo tú sabes la razón verdadera de elegir semejante fecha: está deseando que algún incauto muera de congelación para demandar al restaurante y ahorrarse los cubiertos.  
Afortunadamente, tú eres una mujer sabia y has decidido convertirte en la versión femenina de Nanuk, el esquimal. Durante la ceremonia, optas por no quitarte ni uno solo de tus complementos invernales, en una estudiada dosificación de la intriga. Y cuando llega el momento de entrar al salón, te despojas de las prendas con parsimonia y ¡¡¡tachán!!!, muestras al mundo tu magnífico diseño, convirtiéndote en cuestión de segundos en la auténtica protagonista de la fiesta.
Veamos, pues, las nuevas y esperadas propuestas.


Estilismo número 1:



Utilísimo vestido con el que conseguirás ganarte la amistad eterna de la novia. Tanto si la boda tiene lugar en plena ola de calor veraniega como en un lluvioso día de otoño, tu indumentaria servirá de cobijo a la futura esposa, a la madrina o a la abuela del novio, que tendrán a su disposición un improvisado paraguas-sombrilla tamaño XXL. Además, gracias a la amplitud de la falda, podrás solucionar la cena del lunes ocultando bajo sus pliegues los langostinos sobrantes, o procurar un escondite apañado a tu prima segunda en su intento de escapar de las garras del tipo con la corbata en la cabeza.


Estilismo número 2:



Con este modelo atraerás a gran parte de los insectos circundantes, liberando al resto de invitados de sufrir molestas picaduras. Muy útil en caso de que hayas olvidado en casa el chaleco reflectante y sufras una avería en el coche. Además, si acompañas tu flamante vestido amarillo con una cresta roja y un tupper bien repleto de productos derivados del pollo, podrás ganarte un sobresueldo a esas horas de la noche en las que el solomillo al oporto ya se encuentra alojado en el dedo pulgar de tu pie derecho y eres capaz de desinfectar heridas con tu propia sangre.


Estilismo número 3:



Di adiós a las interminables sesiones de peluquería y maquillaje, recita “El Quijote” en chino mandarín, luce sin rubor esos pendiente de hojalata con forma de Torre Eiffel que alguien de dudoso gusto te trajo de su última escapada a París... Nadie, absolutamente nadie, te mirará a la cara ni prestará atención a tus palabras. Aprovecha para soltar en medio de un corrillo que fuiste tú la que mató a Kennedy, insinúa que el novio ha tenido una aventura con su mejor amiga, proclama a los cuatro vientos el final de “Breaking Bad”… Da igual, gracias a este sugerente vestido todo lo que se encuentre por encima de los hombros se volverá invisible a ojos de los demás.


Estilismo número 4: 


Modelo económico y reutilizable, muy apropiado en tiempos de crisis. Sirve para bodas, comuniones, bautizos, Halloween y para sacar al perro los domingos. El peinado es realmente muy cómodo, ya que mantendrás el mismo aspecto tanto al inicio de la ceremonia como en plena barra libre. No necesitarás retocarlo, con el consiguiente ahorro de tiempo y, sobre todo, de laca. Además, si algún niño se pone pesado no tienes más que ponerte un sombrero puntiagudo, pintarte un diente de negro y reirte de forma maléfica. Lograrás quitártelo de encima y obsequiarle con un bonito trauma para toda la vida.


Estilismo número 5:


Si tienes que acudir a una boda de postín, de esas en las que el protocolo exige llevar tocado, estás ante tu estilismo perfecto. Basta ya de flores y plumas. Realza tu figura y tu peinado con este magnífico sombrero-cigarrillo con el que, no sólo cumplirás de forma correcta con la etiqueta, sino que, además, reivindicarás la ley antitabaco, en peligro de extinción gracias a Eurovegas. Todos quedarán fascinados por tu buen gusto y, sobre todo, por tu compromiso con la calidad medioambiental y los pulmones ajenos.


Y esto es todo. No descarto continuar con mis pesquisas en aras del buen vestir. Si después de todo el esfuerzo no hago de mis lectoras unas “it girl”, es que el mundo no es justo, desde luego. 




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